UPW 2014 LONDON

UPW 2014 LONDON
Anthony Robbins

sábado, 5 de marzo de 2011

Cambiando emociones con el cuerpo


Los resultados que obtenemos en la vida derivan de nuestras acciones, y las acciones que elegimos hacer están directamente relacionadas con nuestros estados emocionales. No hay personas incapaces, sino que hay estados emocionales incapacitadores.


Por ello es tan importante ser conscientes de nuestros estados emocionales e ir más allá, modificándolos para que nos capaciten en lugar de imposibilitarnos obtener los resultados que deseamos.

Hay dos formas fundamentales de cambiar tu estado emocional: cambiando la forma de utilizar tu cuerpo físico, o cambiando tu enfoque.

Centrémonos en el primero. La emoción viene creada por el movimiento. Todo aquello que sentimos es el resultado de cómo usamos nuestros cuerpos. Hasta los cambios más insignificantes en nuestras expresiones faciales o gestos variarán nuestra forma de sentir en cada momento y, en consecuencia, el modo de evaluar nuestras vidas, es decir, la forma en que pensamos y actuamos.

Cada emoción que sentimos está vinculada a una fisiología específica: postura, respiración, pautas de movimiento, expresiones faciales. Una vez que hayas aprendido a usar tu cuerpo cuando te encuentres en ciertos estados emocionales, puedes volver a experimentar esos mismos estados, o a evitarlos, cambiando sencillamente tu fisiología.

Cada uno de nosotros dispone de más de ochenta músculos diferentes en el rostro y si esos músculos se acostumbran a expresar depresión, aburrimiento o frustración, esa pauta muscular habitual empieza a dictar literalmente nuestros estados de ánimo, por no mencionar nuestro carácter físico.

Si quieres cambiar realmente tu vida, comprométete a pasar un minuto, cinco veces al día durante los próximos siete días, sonriendo de oreja a oreja. Te parecerá algo muy estúpido, pero recuerda que con este sencillo acto físico estarás creando un camino neurológico hacia el placer que poco a poco se irá haciendo habitual.

Mejor todavía, ponte a saltar, en lugar de correr. Saltar es una forma poderosa de cambiar tu estado de ánimo, porque con ello se logran cuatro cosas: 1) es un gran ejercicio; 2) tendrás en tu cuerpo menos tensión que si corres; 3) no podrás mantener una expresión seria en el rostro mientras saltas; y 4) distraerás a todo el que pase a tu lado, así que también cambiaré el estado de ánimo de los demás, haciéndoles reír ;-)