Las emociones de temor incluyen desde pequeñas preocupaciones y recelos hasta niveles intensos de preocupación, ansiedad e incluso terror.
EL MENSAJE:
El temor suele ser la anticipación de algo que no tardará en ocurrir y para lo que tenemos que prepararnos, bien para afrontar la situación o para hacer algo para cambiarla. El problema consiste en que la mayoría de las personas o bien niegan su temor o bien se dejan arrastrar por él. Ninguna de estas dos actitudes respeta el mensaje que el temor pretende transmitirnos por lo que continuará persiguiéndonos e insistiendo.
LA ACCIÓN:
Revisa aquello por lo que te sentías temeroso y piensa lo que tienes que hacer para prepararte mentalmente. Imagina qué acciones necesitar emprender para afrontar la situación de la mejor manera posible. Es posible que ya hayas llevado a cabo todo lo que estaba en tu mano, y aún así sigas sintiendo temor; este es el momento para utilizar el antídoto contra el temor: tomar la decisión de tener fe, sabiendo que ya has hecho todo lo que podías para afrontar lo que estás temiendo.